La Virgen de Don Bosco
La Virgen María desde el sueño de los 9 años reveló a Don Bosco su vocación, más adelante, en todos los períodos críticos de su vida, una visión del cielo le indicaba siempre el camino que debía seguir.
Don Bosco es sin dudas, el santo de María Auxiliadora, con él la advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín para el desarrollo y popularidad, "No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado"... “es una gracia de la Virgen María" son palabras que Don Bosco pronunciaba constantemente a sus jóvenes.
Devoción a María Auxiliadora
La devoción a María como Inmaculada, caracterizó los primeros veinte años del sacerdocio de San Juan Bosco. María es la que se revela a San Juan Bosco; lo hace poco a poco; va revelándose en todo su esplendor como: Aquella que es el auxilio de Don Bosco, de sus jóvenes, de sus salesianos; es en definitiva la Auxiliadora de los Cristianos y de todo el pueblo de Dios.
Don Bosco lo descubre experimentándolo cotidianamente y lo ve reflejado en la historia de la Iglesia. Por eso afirmó: "Una experiencia de dieciocho siglos nos hace ver de modo luminoso que María ha continuado desde el cielo y con el más grande éxito la misión de Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los cristianos que había comenzado en la tierra”.
Pero será exactamente en 1862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. "La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan difíciles que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana".
Desde esa fecha el título de Auxiliadora aparece en la vida de Don Bosco y en su obra como "central y sintetizador". La Auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura evangélica que hace de María, la experiencia de su propia vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial de hacer percibir a María como "Auxiliadora del Pueblo de Dios".
En la solemnidad del 24 de mayo, Don Bosco propaga la devoción a María Auxiliadora celebrando todos los años su fiesta, predicando y promoviendo novenas. Y sobre invocando su protección mediante la Bendición de María Auxiliadora.
Hoy, la familia salesiana, fiel al espíritu de su fundador sigue proponiendo como ejemplo, amparo y estímulo en la evangelización de los pueblos el auxilio que viene de Santa María.