María y los jóvenes
La respuesta está una vez más en la línea de la fidelidad que conjuga al mismo tiempo el nuevo conocimiento y experiencia que la Iglesia tiene de María, con la situación y las esperanzas de los jóvenes de hoy, sus interrogantes, exigencias y preocupaciones.
¿Cómo hablar de María a los jóvenes de hoy?
En este contexto es donde el educador habla de María. La vida de la Virgen, su extraordinaria experiencia, su ayuda, ofrecen elementos de respuesta que superan las expectativas mismas de los jóvenes, convirtiéndose para ellos en elemento de crecimiento y de maduración cristiana.
El tema se podría prolongar en abanico según las diversas características de la condición juvenil.
Recordamos aquí sólo algunos datos típicos de la situación de los jóvenes, intentando, dentro de esta misma situación, hablar de María de modo significativo y vital para ellos.
La experiencia de incertidumbre, de inestabilidad, de provisoriedad que los jóvenes viven hoy, los lleva fácilmente a diferir cualquier tipo de elección, incluso la religiosa. Frente a Cristo que les provoca a salir de una existencia mediocre y, cómoda y a decidirse por El o en contra de El, los jóvenes pueden encontrar en María un modelo de mujer fuerte y libre que supo arriesgar su vida por Dios, fiándose únicamente de su Palabra.
En la afanosa búsqueda del sentido de la propia vida, para superar la alienación, la despersonalización, los condicionamientos a los que la sociedad actual parece conducir, la experiencia de María dice a los jóvenes que la vida no es absurda, porque Dios tiene un proyecto extraordinario sobre cada hombre.
A los jóvenes que de un modo contradictorio expresan por una parte deseos de participación y de protagonismo en la vida de la sociedad, y por otra viven en el temor, en la fuga, en la marginación de la vida con sus responsabilidades y sus compromisos; a su necesidad de establecer un nuevo orden de relaciones, fundadas en la gratuidad, la igualdad y el amor, María responde con el canto de la humanidad nueva: el Magníficat. En él se expresa el abandono total a Dios y la solidaridad plena con los humildes, los pobres, los oprimidos.
Especialmente a las jóvenes, tan sensibles a la revalorización del papel de la mujer en la sociedad contemporánea, María, la mujer responsable, libre y activa puede ser una propuesta elocuente y significativa. Ella enseña que la plena realización de la mujer pasa a través de la maduración progresiva de la propia capacidad de amar, hasta el don de sí en la acogida, en la gratuidad y en el servicio.
En este contexto se sitúa la educación en la pureza y en la castidad como superación de todo egoísmo hacia la plena capacidad de amor.
La serie de ejemplos podría continuar. El esfuerzo está en expresar a María, su experiencia, en un proceso de inculturación que haga significativa para los jóvenes de hoy. Sin traicionar su mensaje, sino procurando expresarlo con la sensibilidad, en los modelos culturales y en los ideales de hoy.
María, modelo para una juventud actual
María, la joven de Nazareth
- María fue una muchacha de su tiempo. Llevó, sin duda, la vida normal de una joven israelita, en el seno de una familia creyente, según los usos y costumbres de su época. Creció con las ilusiones lógicas de su edad y compartió la esperanza de su pueblo en las promesas de Dios.
- María era todavía una jovencita cuando Dios le propone la noble misión de ser la Madre del Salvador. Dios, de esta manera, irrumpe en la vida de María cuando ella es joven, cuando apenas empieza a abrirse al mundo, cuando su corazón está lleno de ilusiones, de proyectos y de ideales grandes.
- Y María se entrega generosamente al plan de Dios. Le dice "SI". Firma en blanco para el Dios sorprendente que le va a llevar por caminos insospechados y nuevos.
- María con su respuesta pone de manifiesto una gran capacidad de fe, de confianza, de entrega y disponibilidad. Pero también muestra su ESPIRITU JOVEN por aceptar el compromiso arriesgado, por su apertura a lo nuevo y por su corazón grande.
Las actitudes fundamentales de María
Contemplación
- María aparece en los evangelios como una mujer que medita y profundiza los acontecimientos para descubrir en ellos la luz de la Palabra de Dios. María guarda en su corazón palabras, gestos y actitudes, intuyendo que se encuentra ante el hecho misterioso de la salvación de Dios.
- Hoy el mundo necesita personas contemplativas que, a la luz de la fe, mediten la presencia de Dios en nuestra historia.
Disponibilidad absoluta a Dios
- El "SI" de María en la Anunciación es un "SI" generoso y total que no sabe de tacañerías, limitaciones y condiciones... María estuvo siempre de parte de Dios, al servicio de su acción en el mundo. Ella es modelo de disponibilidad absoluta al amor de Dios y a lo que El nos pide para la construcción del Reino en nuestra sociedad.
Servicio dedicado a los demás
- La vida de María fue una vida de servicio. La ayuda que prestó a su prima Isabel, a los novios de Caná y a los temerosos discípulos reunidos en el Cenáculo, son un botón de muestra. Con esta actitud de servicio María nos enseña que a Dios lo encontramos en el hermano que tiene necesidad de ayuda.